Pescado blanco de agua salada perteneciente a la familia de Scophthalmidae. Vive sobre los fondos marinos habitando entre los 10 y los 150 metros de profundidad. Plano y casi circular, se alimenta de otros peces bentónicos, de profundidad.
Pez plano, con forma romboidal cuya piel no tiene escamas. Su carne es compacta y blanca. Su cabeza es aplanada, los ojos muy pequeños y se localizan en el lado izquierdo.
El color es muy variable debido a su capacidad para mimetizarse en los distintos fondos marinos. La parte del vientre es blanquecina.
Los mayores ejemplares llegan a pesar hasta 25 kilos y medir un metro de largo. Las diferentes tallas comerciales oscilan entre los 0.4 y los 5 kilos.
A pesar de tener aparentemente una boca pequeña, es capaz de abrirla aumentando ésta de forma increíble para capturar a sus presas.
En el Rodaballo la simetría bilateral, característica de los peces, se pierde, ya que su cuerpo se aplana y sus estructuras se desplazan a una de las caras del cuerpo, la cual también conserva los pigmentos. Sobre la cara pigmentada, en la cabeza, se encuentran los ojos muy próximos, la boca se tuerce quedando lateral y las aletas son más grandes en esta parte pigmentada.
La sobreexplotación de la especie y las dificultades que presenta su captura, dadas sus costumbres imprevisibles y comportamiento poco gregario, hacen del rodaballo salvaje un pescado difícil de encontrar en el mercado.
La temperatura y condiciones ambientales de las rías gallegas, han sido los principales motivos que facilitaron la implantación de este cultivo en Galicia y del inicio de la crianza del rodaballo Prodemar, obteniendo un producto de calidad superior.
Actualmente, de las 4000 toneladas anuales de rodaballo Prodemar que la empresa produce en toda Europa, la mayoría (3.500) se producen en Galicia. El resto de nuestra producción se reparte entre Portugal y Noruega.
El rodaballo es una de las especies más apreciadas por su firme y deliciosa carne blanca, y está considerado un auténtico lujo gastronómico.
Su delicado sabor y su fácil digestión lo convierten en un producto imprescindible en cualquier dieta equilibrada al ser un pescado bajo en calorías.
Dada la consistencia de su carne y su suave y delicado sabor, el rodaballo no presentará muchas complicaciones si se quiere introducir en la dieta de los niños.
Se puede combinar con otros pescados cortados en trozos en una paella, con guisantes o patatas, estofado con verduras o en una caldereta de pescado. En rodajas o en filetes se puede combinar con diversas salsas o guarniciones vegetales para hacerlo más completo y nutritivo, además de atractivo para los más pequeños.
Formas más originales de comer este pescado pueden ser los crepes rellenos de rodaballo.
En Prodemar nos comprometemos en nuestras actividades respetando el medio ambiente. Estamos convencidos de que el desarrollo sostenible y el cuidado del entorno natural, proporcionan un valor añadido a nuestros productos.